Detrás de la obra de un creador hay todo un equipo de profesionales que hacen su trabajo para que el libro, la canción, la película, la obra gráfica o el videojuego tengan la máxima calidad. Sin ellos, la cultura sería un asunto de aficionados.
Al consumir contenidos culturales legalmente, estamos apostando por una cultura que pueda hacerse en libertad, favoreciendo la independencia del creador y del artista. Pero estamos apostando también por una industria que crea muchos puestos de trabajo.